Se aguardaba a un Osasuna fiero porque su reloj de arena en Primera está a punto de vaciarse. Pero llegó un equipo manso y desalentado que no compitió sino que se plantó en el césped a verlas venir. Un desliz imperdonable frente a Messi, que, enrabietado por la pifia europea ante la Juventus, se ha propuesto ganar la Liga sin atender a quién le rodea porque le alcanza con una pelota y su fútbol. Lo explicó en el Bernabéu y lo ratificó ante Osasuna, aunque anoche le acompañaron Alcácer y André Gomes, intrascendente a la hora de construir pero fabuloso en la definición porque sumó dos goles y su primera ovación en Can Barça, y hasta Mascherano, que hizo su primera diana de azulgrana 319 partidos más tarde. Una fiesta fuera de época, con el equipo con el agua al cuello, pero una fiesta completa a fin de cuentas.
source Portada de Deportes | EL PAÍS http://ift.tt/2oNgbSm
Aucun commentaire:
Enregistrer un commentaire