mercredi 5 avril 2017

Comienza el Masters de Augusta, el teatro de los brutos con toque

El golf cambió con Tiger Woods, el primero de entre los brutos con toque, y Augusta se transformó para defenderse de sus ataques en el año 2000, justo después de que Olazabal ganara su segunda chaqueta verde. Los greens con elevaciones y descensos de montaña rusa y duros como el cemento ya no bastaban en un campo de calles sin rough, extensas como praderas de una romería. Cualquier jugador de medio pelo era capaz de dejar su bola en ellos siempre que la diera larga desde el tee. Después solo necesitaría un wedge o un hierro 9 para llevarla a green, lo que cualquiera sabía: ya no era necesaria la habilidad que demostraban antaño los mejores, los que sabían manejar los hierros largos, el arte del golf que distinguía a los artistas de los meros pegadores. Horrorizados, los hombres de Augusta se pusieron manos a la obra. Alargaron el campo y lo estrecharon con más rough (o segundo corte, como dicen), plantaron más árboles ya crecidos, horadaron bunkers, consumaron la paradoja: queriendo defender el campo de la invasión de los nuevos bárbaros lo convirtieron en un teatro en el que solo estos tienen derecho a divertirse. Los artistas de antes se quedaron en la nada. La experiencia, el conocimiento del campo, ya no cuenta. Cualquiera puede ganar. Hasta un debutante. Augusta ya no guarda secretos para nadie.

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