Diego Alves hizo lo que mejor sabe hacer bajo los palos: detener un penalti. Uno más, ya no resulta noticiable. Esta vez Fayçal Fajr fue el verdugo ejecutado por el portero brasileño, ante el que es más fácil errar que acertar desde los once metros. Paro Alves la pena máxima nada más iniciarse el partido y en nada el Valencia se puso en ventaja tras una falta lateral mal defendida por la defensa del Dépor, que no tuvo su tarde en Mestalla. Incluso se marcó en propia puerta después para desgracia de Albentosa. Al conjunto gallego le faltó ánimo. Fue víctima de sí mismo y de Alves, que lanzó al Valencia para iniciar el camino de la victoria. La exigencia de Mestalla quedó reflejada en el gol final de Cancelo, que se encaró con la grada y fue recriminado duramente por la afición che, lo que empañó el triunfo del equipo de Voro. El efecto Mel se diluye en el Deportivo distanciado en cinco puntos del descenso.
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