dimanche 23 octobre 2016

Guardiola frente a los guardiolistas

Coincidamos en un hecho: Pep Guardiola no tiene suerte cuando se enfrenta a los equipos españoles. Lo corroboran los datos. Al mando del Bayern se cruzó en 2014 con el Madrid de Ancelotti. Aplastado quedó en una eliminatoria que se cerró con un global de 5-0 para el conjunto blanco, ya saben, aquel formado por atletas, futbolistas que corren mucho, habrase visto. Un año después el destino le colocó, también en semifinales de la Champions, ante el Barça. 5-3 cayó la contienda del lado azulgrana. Fue aquella eliminatoria en la que Messi recibió un balón en el área, dio las buenas noches a su marcador, Boateng, y este se derrumbó rendido por la emoción. Y como no hay dos sin tres, la pasada campaña la suerte (o la desgracia) mandó a su máquina muniquesa a jugarse el pase a la final con el Atlético. De nuevo salió malherido el Bayern, equipo que en Europa alcanzó con Guardiola, y en solo tres años, la imposible condición de casi cadáver, moribundo como le dejó el fútbol directo del Madrid, el juego de toque del Barça y la indescifrable perfección táctica del Atlético. Con esos tres fiascos cerró Guardiola su periplo europeo en el Bayern, aunque justo es reconocer que en el torneo local, en la Bundesliga, se hizo, uno tras otro, con los tres títulos. Lástima que ese triplete de éxitos no le reportara el reconocimiento general, quizá porque hay quien considera, de desagradecidos está el mundo lleno, que el Bayern gana las Ligas alemanas en diferido, tanto es así que este año ya tiene ganada la del próximo.

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