El deseo del Villarreal de pertenecer al selecto grupo de Champions resultó más una ilusión, un sueño con escasos fundamentos para plasmarse en realidad tras dos semanas de infortunios y líos. El Mónaco, un equipo mucho más rodado y conjuntado que el equipo castellonense con los efectivos justos, tocado en el ánimo, supo defender con éxito la ventaja obtenida en El Madrigal en una eliminatoria que nació y concluyó con una pena máxima a favor de los monegascos. A Musacchio le pitaron un penalti al final por unas manos inexistentes. En la primer parte sí la hubo en el área opuesta de Raggi, negada por Erikson, el multimillonario árbitro sueco. El fútbol español se queda sin un quinto participante en la Liga de Campeones, como ocurrió la temporada pasada. Por segundo año consecutivo sería demasiado para la UEFA. Montecarlo tiene más glamour que Vila-real que tendrá que conformarse con a vivir la Europa League.
source Portada de Deportes | EL PAÍS http://ift.tt/2beDEYz
Aucun commentaire:
Enregistrer un commentaire