Seguramente el partido le gustó a Jémez y lo aborreció Emery. Aunque acabara en empate, ya se sabe que el reparto casi nunca satisface por igual a las dos partes. Sobre todo si una de ellas ve pronto la victoria en sus manos. Al Rayo le valió con saber reaccionar a tiempo para rehacerse ante el Sevilla, al que no solo supo neutralizar sino que pudo acabar por dejarle sin nada que llevarse a la boca. Se adelantaron dos veces en el marcador los andaluces aunque cuando vieron como los locales les igualaban en el marcador se deformaron de una manera inusual. Lo aprovechó el Rayo para intimidarle en los últimos minutos aunque no le dio para rematar la faena.
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