La capacidad competitiva de Leo Messi nunca deja de sorprender, por su voracidad. Ayer, al norte de Londres, como quien no quiere la cosa, en un partido con más control que pegada, asomó a tiempo para chafar dos registros que se le atragantaban. Uno tiene que ver con su personal duelo con el portero Pter Cech, con el que se las había visto antes en seis partidos, cuando el checo defendía la portería del Chelsea, y nunca había conseguido batirle; el otro, con el Emirates, donde nunca había conseguido ganar jugando con el Barcelona: 2-2 en los cuartos de final de la temporada 2009-10 y 2-1 en la ida de los octavos de final de la temporada 2010-2011.
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