El viento de Levante levantó una bruma importante sobre Málaga. La capital de la Costa del Sol vivió una tarde encapotada, sin llegar al nublado, pero con una neblina visible en la zona alta de la ciudad que fue cayendo sobre La Rosaleda. La misma bruma que anuló a un Madrid que quiso jugar andando y se encontró con la formidable resistencia del Málaga. Caído Benzema, Zidane colocó de delantero centro a Isco, al que le pedía gol, y optó por colocar a Jesé de extremo. James se quedó en el banquillo, pues Kovacic también salió de inicio. El técnico francés premió la carrera y el golazo de Jesé en Roma. Una conducción y una definición a alcance de pocos futbolistas.
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