Difícil empresa caminar con Jesús Rueda por las calles del centro de Jerusalén sin que alguien le pare para hacerse un selfie con él, comentar su juego en el último partido o animarle de cara al encuentro de esa noche contra el archienemigo Maccabi Tel Aviv. El canterano del Valladolid, titular indiscutible en el Beitar Jerusalén desde su llegada el pasado verano, es una estrella dentro y fuera del equipo. “Ojalá tuviera once como Rueda”, reconoce sin tapujos el entrenador del equipo, el serbio Slobodan Drapic.
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