Han pasado más de 25 años, pero una parte de Craig Chalmers se quedó en la mesa donde los escoceses cenaron aquel 17 de marzo de 1990. Horas antes, el XV del Cardo había derrotado (13-7) a Inglaterra en el choque decisivo del Cinco Naciones en un Murrayfield que entonó el Flower of Scotland como nunca. “El paseo al césped creó un ambiente increíble, jamás podría repetirse. Todos éramos amigos, pero durante esos 80 minutos fue una guerra mental y física contra un enemigo, y la ganamos. Fue un gran día, y una gran noche”, recuerda sonriendo el apertura. Entonces, los trofeos se entregaban en la cena y en aquellas meses estaba toda la colección del clásico del norte. Escocia, que no ha vuelto a levantar un Grand Slam (vencer en todos los encuentros), recibe este sábado a Inglaterra (18.00) en la primera jornada del Seis Naciones.
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