Hay partidos que tienen el aroma de una final por más que no haya ninguna copa en juego, ni existan aspiraciones europeas, ni tampoco se den situaciones de desespero como la de evitar el descenso a Segunda División. Duelos a todo o nada, aunque falten más de tres meses para el cierre de la Liga. Así se presentaba el encuentro para el Espanyol ante el Deportivo. Lo sabían los casi 30.000 aficionados que llegaron hasta Cornellà y, más que nadie, lo sabían los chicos blanquiazules de Galca. De sus botas pendía el futuro su entrenador. Los jugadores del Espanyol salvaron al rumano en los despachos y también en el campo. Asensio le ha dado vida a Galca ante un Deportivo, que se comienza a deshilachar.
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