En la tarde de los muertos vivientes en Heliópolis, las carreras de un chaval, Musonda, el oportunismo de Rubén Castro y un paradón de Adán en el alargue le permitieron al Betis lograr un triunfo de oro ante el Valencia. Apenas quedan palabras ya para explicar la crisis que atraviesa el equipo todavía entrenado por Gary Neville, quien corre un serio peligro de despido después de acumular su partido número 12 sin ganar. Todas las alarmas se han encendido ya en un Valencia que hizo una desastrosa segunda parte y solo tuvo ocasiones para empatar en el tramo final de partido, cuando, curiosamente, jugaba con uno menos por la expulsión de Gayà.
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