samedi 6 février 2016

Athletic y Villarreal se anulan

No hubo goles en San Mamés, lo que suele ser noticia. Quizás porque salió el Athletic con la tensión alta y el Villarreal con las pulsaciones bajas. Muy lejos quedaba su eliminatoria de Copa del Rey. El corazón había cambiado. El Athletic era muy similar al de entonces, pero el Villarreal, no. Ni cambió de dibujo (4-4-2), geometría de escuadra y cartabón, sin permitir un milímetro de desvío. Si acaso de actitud, más precavida, más diplomática, porque en la Copa cuentan los goles y en la Liga las victorias. Y el Athletic a lo suyo, la intensidad por bandera, el agotamiento del rival y los disparos de Williams, el delantero imprevisible que lo mismo te tira un caño, que se autopasa con el tacón, que remata con el exterior, aunque la escuadra y el cartabón del gol no le den el ángulo necesario. Tres veces lo hizo todo en la primera mitad poniendo los ojos como platos de los defensores y de Areola, que pestañeaba sin saber con qué lado de la bota iba el joven Williams a golpear el balón. En un fútbol tan mecanizado en los movimientos, la soberbia puede ser un ejemplo de talento. Williams es tan imprevisible como un parte meteorológico, porque al final la lluvia cae cuando quiere y donde quiere.

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