Pocos esperaban que la temporada pasada el Málaga luchase por entrar en Europa hasta el último momento. Javi Gracia se hizo cargo de un equipo cuya base era un grupo de canteranos imberbes y un puñado de meritorios que habían salido sin mucha gloria de otros clubes. La mezcla funcionó. Gracia moldeó un equipo compacto pero que se atrevía a jugar al fútbol con descaro. Serio atrás e imaginativo delante. Un logro destacó en su expediente en 2014-2015: fue el único conjunto que no cayó derrotado ante el Barça en ningún partido. Los blanquiazules ni siquiera concedieron un gol al campeón.
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