A Esteban Chaves el maillot rojo de líder le queda bonito, pero le queda grande. Le queda bonito porque se lo merece por calidad, combatividad y confianza. Por atrevimiento, por descaro. Pero le queda grande porque no hay maillots rojos de su talla. El ciclista colombiano del Orica, equipo australiano hasta ahora definido por sprinters, prolonga el poderío de los ciclistas chiquitines, frágiles, hueso y piel, pies pequeños, pulmones grandes. Pocos centímetros, muchos centímetros cúbicos. Poca carcasa, mucho motor.
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