Hace dos semanas fue una horquilla defectuosa que provocó que perdiera aceite y la rueda trasera derrapara violentamente. Este viernes fue el freno trasero, que se bloqueó inexplicablemente y por poco le hace perder el control de su Honda. Dani Pedrosa va de susto en susto. Por suerte, si el último fin de semana de carreras, en Brno, el fallo mecánico acabó en accidente y marcó su gran premio –una contusión en el tobillo le impidió clasificarse bien y hacer una buena carrera: acabó sexto–, esta vez el susto no pasó a mayores. Pudo salvar la caída. Pero el enfado al regresar al taller del equipo fue monumental. “Podría haberme matado”, declaró en Brno; en Silverstone, donde aspira a volver a estar entre los mejores, se contuvo.
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