La sonrisa con la que James celebró sus dos goles –un trallazo de falta y otro de chilena- en el césped del Bernabéu no se le había borrado todavía de la cara hora media después de que acabara el partido. En la zona mixta apareció igual de feliz que se le vio en la cancha. Algo más coqueto, si acaso, pendiente de si todos los botones de su camisa estaban en orden. Suplente en El Molinón (donde jugó 35 minutos) por decisión de Rafa Benítez que dice verle por un poco por detrás que el resto en cuanto a preparación, anoche jugó 90 minutos contra el Betis.
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