Illarramendi volvió a por su sombra, esa que permaneció en Anoeta durante su yerma experiencia en el Madrid, y pareció encontrarla. Jugó 75 minutos y dejó el campo ovacionado y con buenas sensaciones, mejores que la de su equipo. Fue lo más destacable de un encuentro denso que enfrentó a dos conjuntos sin gol. Ambos sumaron su segundo empate a cero consecutivo.
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