Cuando la máquina de hacer goles encalla, cuando al supertridente se le encasquilla la escopeta y ni siquiera el regreso de Neymar sirve para atinar con la diana, nada mejor que defender bien y amortizar la pegada para sumar puntos. Eso es justo lo que ha hecho el Barcelona, que ha rentabilizado de manera ejemplar el gol de Luis Suárez en Bilbao y ayer el de Thomas Vermaelen en el Camp Nou ante el Málaga hasta sumar los seis puntos que ha disputado en lo que va de curso. Chuta el Barça con desatino, ayer hasta en trece ocasiones pero defiende con tanto acierto como el curso pasado, cuando Claudio Bravo alcanzo el trofeo Zamora. Ayer, entre los tres palos solo la metió Vermaelen, el central belga que se pasó en blanco todo un año, en segunda jugada a la salida de un saque de esquina. La temporada pasada Bravo ya estableció de inicio una marca de imbatibilidad. El chileno estuvo 754 minutos sin encajar goles, es decir, ocho jornadas completas y 35 minutos. Cristiano Ronaldo, de penalti por mano de Piqué dentro del área, marcó el primer gol en contra de los culés en la pasada Liga en el clásico del Bernabéu.
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