Pese a lo que digan las apariencias, Justin Gatlin es un gentleman, un hombre de principios que desde el podio en el que recibe la plata de los 100m defiende a su madre, insultada por algún espectador, al que con gestos le dice, “o te comportas como un caballero o sabrás lo que es bueno”. Un amante de la verdad que desde la sala de prensa ha anunciado a los de la BBC que ya no volverá a hablar con ningún medio inglés, ya que todos se empeñan en describirle como el doble dopado esprínter, cuando la primera vez, como todo el mundo sabe, se trataba de un medicamento para su hiperactividad. Gatlin se preocupa en carrera por lo que le sucede seis calles más allá con el japonés Sani Brown, de 16 años, empeñado en no dejarle relajarse como le gustaría en los últimos 50 metros de la serie de 200m, la prueba de la revancha con Usain Bolt.
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