Angel Garitano trabajaba con Mané en el Lleida el verano de 1990 cuando supo que Jupp Heynckes, entrenador del Athletic de, no contaba con Javi Gracia para el primer equipo de los bilbaínos. Garitano, apodado Ondarru, conocía bien al centrocampista de Pamplona, “era técnicamente muy bueno, con buena llegada, buen chaval y de cabeza iba muy bien”, recuerda; “hablé con Txutxi Aranguren, que entonces se encargaba de Lezama y le pedí que nos lo cediera”. Y el Athletic accedió. “Subimos a Primera y metió ocho o nueve goles”, rememora Ondarru, que añade: “Javi siempre tuvo la cabeza muy amueblada”. A Gracia le fichó el Valladolid, jugó cuatro años en la Real Sociedad, en el Villareal, equipo con el que ganó en el Camp Nou, y colgó las botas en 2004 en el Córdoba. Al veterano entrenador no le extraña nada que, a día de hoy, Javi Gracia sea un entrenador de tan buenas prestaciones. Quienes conocen al técnico del Málaga le suelen comparar con Rafa Benítez, por su obsesión por la estadística, el detalle y la importancia que da a los datos que obtiene de las pruebas físicas.
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