La estrategia con la que su padre le ayudó a abrirse paso en el mundo jurídico del fútbol español e internacional ha terminado por situar a Gorka Villar en el epicentro de corrupción de la FIFA. Desde diciembre de 2014 ocupa el cargo de director general de la confederación sudamericana (Conmebol), donde se centra gran parte de la trama. La ascensión en su carrera, empujada por los contactos de su progenitor en la FIFA, le han llevado a mantener una estrecha relación con Nicolas Leoz, José María Marín, Ricardo Teixieira, Eduardo Deluca, Eugenio Figueredo, Eduardo Li, Rafael Esquivel, Alejandro Burzaco o los hermanos Jinkins, el núcleo duro de los investigados por el FBI.
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