La reciente dimisión irrevocable de Jordi Mestre como vicepresidente deportivo del Barcelona por desavenencias con la junta puso en jaque al club y al presidente Josep Maria Bartomeu, que asumió el cargo a la carrera porque el equipo está en pleno mercado veraniego de altas y bajas. Sin tiempo para bajar la pelota al césped y conscientes de que en La Masia se han perdido señas de identidad porque ya son muchos los años en los que no hay un canterano que se asiente en el once a excepción de Sergi Roberto —aunque en el último curso compartió el puesto con Semedo—, Bartomeu y su junta decidieron recuperar las esencias, hacer del club el Barça de los futbolistas al estilo Ajax y el Bayern.
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