Michael Phelps, el mejor nadador de todos los tiempos, se desvivió durante una década por establecer un récord perdurable de 100 metros mariposa. Lo logró ayudándose de un mono de poliuretano, cuando el sol doraba las copas de los pinos del Foro Itálico, a última hora de la tarde del domingo 31 de julio de 2009, en plena lucha con su archirrival, el serbio Milorad Cavic. Hizo 49,82s y levantó una muralla imaginaria. Una pared insuperable para las generaciones posteriores hasta que apareciera un atrevido lo suficientemente fuerte e ingenuo como para adentrarse en lo desconocido. Se llama Caeleb Dressel y este jueves pulverizó la penúltima plusmarca mundial que quedaba en el registro del rey cuando nadó la semifinal del Mundial de Gwangju en 49,50s.
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