Al PSG no le ha quedado más remedio. Acuciados durante los últimos años por el Juego Limpio Financiero de la UEFA, los parisinos han dado un vuelco a la agresiva política de fichajes que, verano tras verano, ponía en jaque el mercado. A estas alturas, y por primera vez desde que Nasser Al-Khelaifi compró el club en 2011, el club presenta un balance casi equilibrado en lo que a compras y ventas se refiere. Algo inusual para un equipo que trató de alcanzar la gloria en Europa a golpe de talonario, y que todavía no ha podido ni tan siquiera meterse entre los cuatro mejores equipos de la Champions.
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