Max Verstappen es un piloto atípico y precisamente por eso le eligió Red Bull, rendido a él desde que le hizo debutar en el Mundial antes que nadie. Aunque parezca mentira, esta es su quinta temporada en la Fórmula 1, casi un tercio de su vida puesto que el ‘animalito’ solo tiene 21 años. Hasta el curso pasado, los jueces más estrictos se cebaban con él por su exceso de ímpetu y falta de serenidad. Esos mismos le adoran ahora después de que el holandés haya demostrado haber madurado de golpe con exhibiciones de habilidad mezclada con autocontrol como la de este domingo en Hockenheim. Una prueba alterada por la lluvia que volvió majareta a muchos estrategas, promotores de decisiones inexplicables en la elección de las gomas, uno de los elementos más fundamentales de esta disciplina y que todavía lo es más en condiciones tan delicadas como las que se dieron en Alemania.
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