Las 23 mejores marcas de la historia en 800 metros libre pertenecen a Katie Ledecky. La hegemonía, por prolongada y homogénea, implica que la niña se ha convertido en una fuerza inaccesible y también anuncia que más pronto que tarde comenzará su declive. El tiempo es el nombre de la corrosión inexorable y la natación es un juego al que los deportistas se someten para verificarlo en carne propia. De ahí su valor. De ahí el valor de Ledecky, que nadó a un ritmo vulgar para sus estándares y se revolvió como una brava cuando se vio asediada por la joven italiana Simona Quadarella en la final del sábado. A falta de 50 metros para la meta, la rebelde nadadora romana, de 19 años, dominaba la prueba después de seis largos. Pero la estadounidense encendió la turbina de su patada para finalizar primera en la placa con un tiempo de 8m 13,58s. Qadarella fue plata en 8m 14,99 y la australiana Ariarne Titmus, también de 19 años, bronce en 8m 15,70.
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