mardi 2 avril 2019

“Te sigo echando de menos, Roberto"

No había una hora estimada. Podía ser la primera llamada del día, podría ser la que interrumpiera una reunión -porque a él siempre había que cogérselo-, podría ser la que recibiera nada más sentarme en el despacho… El cuándo era lo de menos, porque la llamada siempre llegaba.

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