En un ejercicio de masoquismo, la grada de animación de Anoeta acostumbra a cantar “da igual perder que ganar, no queremos que llegue el final”, algo con lo que posiblemente no estén de acuerdo todos los aficionados que acuden habitualmente al coliseo donostiarra y que llevan semanas pidiendo que se acabe su tortura. Claro que el fútbol no va a ser siempre cruel con la afición txuriurdin, así que, por una vez, los casi 20.000 que, antes o después de acudir al colegio electoral, se dieron una vuelta por el campo, se llevaron una alegría. O varias, concentradas en 94 minutos.
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