En los tiempos modernos hay pocas cosas tan descorteses como dejar un grupo de Whatsapp. Parece que no hay quien se anime a ser el primero en abandonarlo. Le pasa a la gente corriente, también a las estrellas del fútbol. En los tiempos del tridente, Messi, Luis Suárez y Neymar compartían goles y asados, compañeros en el Camp Nou y amigos fuera de la Ciudad Deportiva, parlanchines en las redes sociales. El argentino, el uruguayo y el brasileño tenían su grupo exclusivo de Whatsapp, independiente del que compartían con el resto de los jugadores del Barcelona. Ninguno de los tres lo dejó. Aunque menos activo, cada tanto siguen mandando mensajes. El vacío de Neymar nunca se llenó para Messi y Luis Suárez. Ni siquiera con los 300 millones de euros que se gastó el Barcelona, 160 en Coutinho y 140 en Dembélé, llamados a reemplazar al actual jugador del PSG, presos de sus personalidades, uno por demasiado pasota, el otro por exageradamente tímido.
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