Acabó el encuentro y Valverde levantó los dos brazos en señal de alivio y de alegría para después abrazarse con el delegado Carles Naval. Entonces, se le escapó: “Joder”. Sin gritar, sin aspavientos. Lo suyo había costado, pero la Liga ya era del Barça. “La Liga es el día a día, empezar a machacarte en agosto y llegar a mayo en la misma situación. Es algo que los entrenadores valoramos mucho. Es superar rachas malas, dudas… Es reconfortante porque dice quién es el mejor a lo largo de la temporada”, se felicitó el técnico.
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