Puede que fuera porque el fútbol, a veces, adopta formas distintas a las habituales, y despista incluso a quienes viven dentro de él. Por eso, o porque el cambio de las emociones es una de esas transformaciones instintivas que hacen que lo que ahora parece malo, en un minuto sea bueno. O puede que fuera porque como todo en la vida tiene sus cosas buenas y malas.
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