Hay algo distinto en la mirada de Valtteri Bottas, que los últimos dos años interpretó a las mil maravillas el papel de escolta de Lewis Hamilton pero que este curso parece decidido a convertirse en protagonista. Cansado de recibir los elogios del británico, el finlandés quiere copiar el relato de Nico Rosberg, quien fue la sombra del corredor de Tewin toda su vida hasta que en 2016 encontró la fórmula para derrotarle. La aparente incomparecencia de Ferrari deja momentáneamente a Mercedes sin rival directo, de modo que el duelo más interesante es el que libran su pareja de pilotos. Hamilton llegó este fin de semana a Azerbaiyán al frente de la tabla general y se fue de Bakú a rebufo de su vecino de taller, que sumó su segunda victoria de la temporada a partir de un ejercicio de control absoluto, sin titubeos y de principio (arrancó desde la pole) a fin. En 2018, un inoportuno pinchazo en este mismo escenario le arrebató el triunfo al corredor de Nastola, que esta vez sí pudo encaramarse al escalón más elevado del podio. Hamilton certificó el cuarto doblete de la escudería de la estrella en los cuatro grandes premios disputados hasta el momento, un hito inédito en la historia del certamen y la prueba más fehaciente de la superioridad de las Flechas de Plata.
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