El Madrid osciló como la piedra colgante en la cornisa. Como en todos los partidos que disputa esta temporada, el equipo se movió entre el desplome y la resistencia. Durante media hora se desplazó hacia el abismo. No creaba ocasiones. En el minuto 43 Álvaro Odriozola pisó el área desde el lateral bajo la marca de Gerard Gumbau y se desplomó sobre la hierba. El contacto fue evidente. El penalti no. El VAR no intervino. El público clamó por la pena máxima. La hinchada venía reclamando faltas y penaltis desde el 0-2 ante la Real y el clima en Chamartín se volvía intempestivo. En pleno bullicio, el árbitro, Jesús Gil Manzano, concedió penalti.
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