72 horas después de consumarse el fracaso de LaLiga con el enésimo varapalo del curso, este último ante la Real Sociedad, al Real Madrid le llega el turno de la Copa. Considerada en Chamartín como una copetición sin pedigrí, últimamente más causante de sofocos que de otra cosa, se le presenta a Santiago Solari y los suyos como una trampa más en medio de la depresión de mayor calado que se recuerda en el club desde la llegada de Florentino Pérez a la presidencia en el año 2000.
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