El varapalo ante la Real Sociedad provocó un hecho insólito en Santiago Solari. Desde su llegada, el argentino acostumbró a enseñar el mismo semblante relajado y sonriente en cada aparición pública. El domingo, tras quedarse a diez puntos del liderato de LaLiga, la seriedad se apoderó de su rostro y su tono de voz sonó más serio y firme que nunca. Este martes, a poco más de 24 horas de que el Leganés y la Copa amenacen con hurgar todavía más en la herida del Madrid, el entrenador recuperó su normalidad. Sacó la sonrisa, esquivó el análisis, fue comedido en la autocrítica y solo se mostró relativamente contundente cuando le cuestionaron por el VAR, que se estrena en la competición copera en medio de la polémica.
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