En el inflacionado mercado futbolístico el gasto, la inversión, los costes de oportunidad y la eficiencia económica fluctúan a golpe de cambio de cromos. Hace justo cuatro años, en los primeros días de enero de 2015, los ojeadores del Borussia Dortmund apostaron por incorporar gratis a su equipo juvenil a un anónimoextremo estadounidense, de 16 años y ascendencia croata, que jugaba en un desconocido equipo de Pensilvania, Christian Pulisic. Ayer, el chico de 20 años se convirtió en el primer gran traspaso de 2019 al firmar por el Chelsea a cambio de 64 millones de euros. “No ha querido renovar, terminaba contrato y deseaba jugar en la Premier”, sintetizó Michael Zorc, director deportivo del conjunto alemán, que contará con Pulisic hasta el final de esta temporada.
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