Dos días sin dormir, llamadas a toda su gente de confianza, y vueltas y más vueltas en la cama. Tres días de desvelos le costó a David Davis (Santa María de Palautordera, Barcelona, 1976) aceptar hace cuatro años y medio la oferta de su amigo Raúl González para irse como segundo entrenador del equipo macedonio del Vardar. Aquella aventura iniciática terminó en lo más alto de la Champions y convenciéndole de que los banquillos eran su futuro tras retirarse de las canchas. Desde el pasado mayo ya no ejerce como muleta de nadie, es el seleccionador de Egipto. Este sábado (17.30, Teledeporte) se cruza en el camino de España en el Mundial, con la que ganó el título de 2005, en la lucha por la séptima posición, la última que da acceso al Preolímpico. Mucho más que una cuestión de honor.
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