Arena blanda, un desierto duro, difícil de leer, con dunas enormes que esconden agujeros tremendos como aquel por el que se precipitó hace un año el coche de Sébastien Loeb. El escenario, temible de por sí, lo es más cuando uno hace memoria de las primeras cinco etapas del 2018, cuando el desierto peruano acabó con las aspiraciones de tantos. Hubo más de 70 abandonos. Y quedaron descartados muchos favoritos, como Sam Sunderland o Nani Roma, evacuados en helicóptero; como Nasser Al-Attiyah o el propio Loeb, a quienes se les escurrió el tiempo entre las dunas de Ica.
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