Acostumbra uno en sus ratos libres a recabar la opinión de gente de orden, entre los que incluso hay compañeros de trabajo, acerca de los últimos acontecimientos futbolísticos, que más veces de lo recomendado giran en torno al Madrid y el Barça. Son pareceres que ayudan a la hora de dar cuerpo y forma a este chascarrillo que leen. No diremos nombres, pues poco le interesan al lector las compañías que este opinador frecuente, pero sí es noticioso exponer que entre algunos madridistas ha enraízado la sensación de que las cosas no van bien. Es curioso que así sea tratándose de un equipo que en los últimos tiempos lo ha ganado todo y de qué manera. Pero lo ocurrido en la Liga, con dos empates y una derrota en casa consecutivos, ha provocado una cierta desazón en algunos aficionados, muy de desazonarse, quizá porque están poco acostumbrados a este tipo de percances. “La Liga está perdida”, llegó a proclamar uno de ellos tras ver al equipo alejarse a siete puntos del Barça. Lo mismo da que del torneo solo se hayan disputado seis jornadas. Uno, ávido por ampliar sus conocimientos, preguntó a qué se debía semejante estado de pesimismo, de difícil comprensión teniendo en cuenta que esto no ha hecho más que empezar. “Nos falta gol”, fue la respuesta. Convenía pues asegurarse de que servidor y su interlocutor hablaban del mismo equipo, el Madrid, ese que ha estado 73 partidos seguidos marcando. Aclarado que sí, que era el Madrid, quedaba por saber si tan extraña sequía se debía a la ausencia que hubo de Cristiano, la que hay de Benzema o a que los brutales taconazos que se inventa Bale en el aire y de espaldas dan en el poste. “Lo que ocurre es que se nota mucho la falta de Morata”, fue la respuesta. Ya no hubo más preguntas.
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