En jugadores como Christian Pulisic (Hershey, Pensilvania, 19 años), de tallo menudo pero fibroso —173 centímetros y 63 kilos—, se advierten detalles que justifican cómo una figura tan aparentemente volátil no salta por los aires cada vez que choca contra un rival con una relación corporal más ajustada. A este estadounidense de apellido croata, hijo de padre y madre futbolistas, le salva de los impactos un toque extra a la pelota bien entrenado que remite a su etapa como jugador de fútbol sala en los Harrisburg Heat.
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