El Betis, definitivamente, está instalado en una nueva y feliz época. Setién ha transformado la cara de un equipo que, por fin, hace disfrutar a su afición. Más de 48.000 béticos festejaron un lunes por la noche el buen triunfo de su equipo frente al Levante, al que destrozó en un fantástico segundo tiempo. Y lo hizo, además, con un fútbol lleno de velocidad, toque y gol. Grandes combinaciones que tuvieron finalización y que encontraron en Fabián, un joven canterano, al gran arquitecto de su juego. Los goles, extraordinarios, acabaron por dibujar la felicidad en la cara de los béticos, haciendo olvidar un primer tiempo mucho más gris. El Levante, bien trabajado, se derrumbó como un castillo de naipes con el empuje del Betis, endiablado en sus combinaciones, realizando un fútbol en la segunda mitad que hacía mucho tiempo que no se veía por el Benito Villamarín. Con espacios por delante para explotar su talento y rapidez, el conjunto verdiblanco ofreció su mejor versión.
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