Terminó la espera. A partir de este viernes las series y películas de Netflix vuelven a vérselas con su principal enemigo: la liga argentina, ahora reconvertida en Superliga, un formato a la española que pretende revolucionar una de los campeonatos más competitivos para venderlo al mundo. El nuevo formato trae un viejo conocido de los hinchas argentinos: las transmisiones codificadas tras ocho años de emisiones gratuitas por los canales de aire en lo que fue el polémico programa kirchnerista Fútbol Para Todos (FPT), financiado con dinero público. Sin embargo, el Gobierno Nacional, que rompió antes de tiempo el contrato entre los clubes y el FPT, decidió mantener las transmisiones sin costo hasta los primeros días de octubre, es decir, las cinco primeras fechas. Luego, los goles serán propiedad de las cadenas Fox y Turner, ganadoras de la licitación que las compromete a desembolsar más de 4.000 millones de pesos (236 millones de dólares) durante el primer año.
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