“Por fin la maldición se ha roto”, exclamó una eufórica Garbiñe Muguruza tras derrotar a la china Ying-Ying Duan. La número 3 del mundo vio por un momento sus fantasmas reaparecer en el primer set, que cerró con un dubitativo 6-4, pero una vez que los despejó con unos raquetazos algo confusos, emergió como la tenista que quiere cerrar la temporada con su segundo Grand Slam del año y con el número 1 en sus manos. Y así, encajó en el segundo set a su rival un 6-0 sin concesiones. Cerraba un encuentro de 66 minutos contra la 92 de la WTA, en el que ganó los últimos 9 juegos de los 16 que duró el partido.
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