En época de crestas esculpidas, tatuajes, peinados que parecen dibujos, de traspasos millonarios más propios del dinero del Monopoly, hay un futbolista que sigue jugando con la ligereza y la despreocupación con las que se empleaba en el patio del colegio. Tiene edad (21 años) e inocencia todavía para ello, cara de adolescente, pero una personalidad de veterano. Marco Asensio lo hace todo tan fácil que parece jugar sin rivales.
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