Lo que parecía un imposible, una verdadera quimera cuando arrancó el año y Novak Djokovic seguía obteniendo un título tras otro, gobernando de forma tiránica, ocurrió. El serbio, completamente diluido en la segunda mitad del curso, cedió, cedió y cedió en estos últimos meses hasta que su opositor más firme, Andy Murray, le desbancó definitivamente en el trono del tenis mundial. El escocés, de 29 años, se convirtió en el nuevo número uno y terminó así con un mandato que se extendía desde el 1 de julio de 2014, cuando Nole tomó por primera vez el bastón de mando e inició una de las etapas más autoritarias que se recuerdan en la era moderna.
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