La estrategia está clara y marcada: frente al riesgo de sus rivales, prudencia y perfección. Y Javier Fernández, el ya veterano (25 años) y experimentado patinador que rompió el establishment del patinaje mundial, sale al hielo, se convierte en Elvis aunque siempre sea Javi, y disipa cualquier duda que un día antes hubiera podido aparecer. El resultado: primer título de la temporada en la Copa Rostelecom de Moscú, premio de unos 16.150 euros y medio trabajo hecho con 15 puntos para obtener el billete a la gran final del Grand Prix, que se celebrará en Marsella en diciembre.
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