El invierno no termina de irse y los jóvenes se acercan, los atletas. Carlos Tobalina (20,50m, mínima para el Mundial de Portland y para los Juegos de Río) derrotó a Borja Vivas (20,19m), quien empujado por el que llega no ha logrado establecerse intocable en la cima del peso patrio como lo hizo antes Manolo Martínez, largos años inaccesible. Celia Antón, de 19 años y de Aranda de Duero, corrió los 3.000m con la actitud de Paula Radcliffe, en cabeza hasta la muerte, si llega, y el estilo aéreo, erecto y rítmico, como su larga trenza hacía evidente, de Tirunesh Dibaba, 3,06m el primer mil, 3,02m el segundo, mientras a su espalda, Nuria Fernández, 21 años mayor que ella y un estilo devastador, afilaba el cuchillo que le clavó feliz a falta de 500 metros. Llegó exultante la veterana atleta de la prosperidad, pero los aplausos y las esperanzas de la afición se fueron con la esbelta, y aún delicada como una obra de arte en construcción, burgalesa mimada por Antonio Serrano.
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