La última vez que Jordi Cruyff jugó con la camiseta del Barcelona en el Camp Nou fue el 19 de mayo de 1996. La grada le tributó aquel día una sonora ovación cuando Carles Rexach le sustituyó a falta de tres minutos para el final. El joven futbolista saludó a los cuatro puntos cardinales e hizo una emocionada media reverencia, consciente de que aquel homenaje era extensivo a su padre Johan, destituido de forma abrupta el día anterior. Jordi no volvió a jugar con el Barça nunca más, del mismo modo que su padre tampoco volvería a entrenar al máximo nivel.
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