"El legado de Johan Cruyff es infinito", apuntó Pep Guardiola a las pocas horas del fallecimiento del genio holandés. Esa ilimitada herencia se palpó en un escenario que otorga además un rasgo poético, en la misma ciudad, en el feudo de una manera de entender el fútbol que hace casi 42 años privó a Cruyff de culminar su obra con el mayor de los títulos, algo grande, pero seguramente también algo prosaico visto lo visto pasado el tiempo. En Múnich se ha guardado este martes un respetuoso y aplaudido minuto de silencio con la imagen del otrora antagonista en el marcador.
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